Nunca es muy tarde o muy temprano para pasar alguna vergüenza o hacer el ridículo en la universidad. Por eso, te cuento algunas de las prepadas más comunes de las que nadie se salva.
Priscilla Gonzalez, una joven universitaria atrevida y con misión nos cuenta algunas historias que han marcado su vida universitaria demostrándonos que si es posible equivocarse y que de los errores siempre se aprende.
Disfruta sus historias y cuéntanos cuál ha sido tu prepada más grande.
Prepada #1: Lo malo de tener carro
Era la primera clase de mi primer año de universidad. Ese día llegué temprano a eso de las 7:30 a.m comencé a buscar estacionamiento y para mi sorpresa lo conseguí rápido y cerca del salón, realmente no podía creer lo cerca que estaba. Me baje del carro contenta y llegue hasta el salón donde me tocaba la clase. Ese día el profesor nos dividió en grupos y a mí como era de esperarse me tocó en el de los prepas. Curiosamente, el grupo de muchachos que se encontraba atrás de mi comentaban sobre el estacionamiento.
Yo, escuche su conversación y me di cuenta que la razón por la que había conseguido estacionarme tan rápido fue porque me estacione en el “parking de profesores”. Del susto no pude salir del salón y lo único que podía pensar era que en mi primer día de clases de mi primer año de universidad ya iba a tener una multa.
Cuando fui a el estacionamiento para corroborar que estaba mal estacionada, por alguna razón no me dieron la multa, pero si, efectivamente estaba en el estacionamiento de empleados.
Consejo:
Llega temprano y si consigues estacionamiento rápido asegúrate que no sea de empleados. Por lo regular las universidades asignan estacionamientos. Si no tienes carro, no te quejes. No todo es tan fácil para los que lo tiene.
Prepada #2: La común, aun a los mas expertos nos pasa
Segundo año de universidad
Ya el semestre iba a mitad, así que me sentía confiada de que el salón para esa clase seguiría siendo el mismo. Ese día como iba tarde, no se me ocurrió verificar en el monitor si el salón había cambiado. Cuando llegue al salón, inmediatamente me senté y me percate que habían pocas personas y yo no conocía a ninguna. Sentí que algo estaba pasando porque según el horario la clase ya había comenzado y la profesora aún no había llegado.
Me pareció raro lo que estaba pasando, así que para disimular y que nadie se diera cuenta que estaba perdida hice como si estuviera hablando por teléfono y salí disimuladamente del salón. Al final resulto que la profesora había cambiado la clase a otro salón.
Consejo:
Asegúrate bien donde será la clase. No te confíes mucho para que no pases doble trabajo y llegues más tarde de lo que se supone al salón. Si ves que las personas que están en el salón no son tus compañeros de clase no seas tímido y pregunta.
Ojo: El truco de hablar por teléfono siempre es bueno
Prepada #3: ¿Quién se pierde; el salón o tú?
En mi tercer año de universidad me tocó matricular una clase obligatoria, Ciencia Tecnología y Ambiente. Yo soy estudiante de Empresas y nunca antes había visitado el edificio de Ciencias.
Lo primero es que la clase era en un anfiteatro. No me preocupo tanto porque pensé que al ser una clase obligatoria para toda la universidad era un curso con muchos estudiantes.
La clase comienza con el profesor hablando de células, pensé que era un poco raro, pero me sentía tranquila y tenía algo de conocimiento. Todo comenzó a complicarse cuando el profesor comienza a explicar utilizando una terminología que yo al parecer era la única que no entendía porque los estudiantes a mi alrededor se veían muy tranquilos. Pensé “algo está pasando”. Me cruzó por la mente que talvez me encontraba en el salón equivocado. Nuevamente busque mi horario y decía que ese era el salón.
Como no me sentía tranquila decidí salir para ver cómo podía asegurarme de que estaba tomando la clase correcta. Nuevamente miro mi horario y decía que todo estaba bien.
En medio de mi preocupación, decidí caminar por todo el edificio de cinco pisos. No encontré nada. Mientras ya rendida y preocupada, voy caminando de vuelta al anfiteatro, veo un papel que indica que mi clase fue cambiada de lugar. Sin embargo, cuando voy abrir la puerta del supuesto nuevo salón estaba cerrada. Decido regresar al anfiteatro y actuar como si fuera una experta en el tema y nada estuviera pasando.
No me atrevía a pararme e irme y con ansias esperaba el receso (era una clase de cinco horas). Hasta que por fin el profesor dio el receso. Como aún no me atrevía a salir así porque si, decidí aplicar la técnica de la llamada telefónica. Actué como si una emergencia estuviera pasando esta era yo “tranquila, no te preocupes. Yo salgo AHORA MISMO” (claro quería salir rápido para encontrar el salón). Inmediatamente me dirigí a lo que yo entendía que era la oficina del departamento. Nadie me pudo ayudar, me recomendaron que le escribiera a la profesora y le explicara lo que estaba pasando.
Terminé yéndome de la universidad y tan rápido como pude le escribí un correo electrónico a la profesora disculpándome por faltar a la clase. inmediatamente me contestó diciendo que no había problema y que me esperaba al día siguiente en el salón de clases.
Al otro día, madrugo para asegurar llegar 20 minutos antes y encontrar el salón. Nuevamente veo que le pasillo está lleno de estudiantes esperando por la profesora que se supone que fuera la mía. Después de esperar unos minutos llega una profesora, me alegré porque pensé que era la que yo estaba esperando. Deje la vergüenza atrás, me acerque a ella y le pregunte si ella estaba dando el curso que yo estaba buscando. Para mi desgracia, me contesta que no es ella. No sabía qué hacer, en mi mente ya estaba pensando que perdería otra clase más. Decidí caminar a ver si encontraba a alguien que me pudiera ayudar.
De milagro encuentro a una muchacha y le pregunte sobre la clase. Para mi bien, ella también estaba tomado ese curso me explicó que la profesora decidió cambiar el horario de la clase y comenzaría a las 8:00am y no a las 7:30am como yo pensaba.
Si, es posible equivocarse, en tercer año de universidad.
Consejo:
La vergüenza y la timidez en la universidad no son buenos amigos. Para que no pierdas clases o tiempo, pregunta cuantas veces sea necesario. Esto te ayudara a evitar historias como estas.
Ojo: No por mucho madrugar, amanece má temprano.
Qué bueno que hay chicas dispuestas a contarnos sus experiencias. Como dicen por ahí, porque caer en el mismo boquete que ya otro cayó. Algo tan simple y sencillo como las “prepadas”, nos pueden dar muchas enseñanzas de vida como ser valientes y atrevidas hasta para las cosas más sencillas.
Gracias a esta chica #rosa por contarnos su historia.